11 abril 2008

Cada vez estoy más convencido que los grandes temas que afectan a nuestra sociedad están relacionados. Ayer oía en la radio el caso espeluznante de un individuo que había disparado sobre su expareja y la persona con la ésta había formado su nueva familia, suicidándose después. Todo en presencia de su hijo de cuatro años. También, hace una semana, aquí, en Zaragoza, tres sujetos de aspecto skin dieron una paliza de muerte a otro joven que regresaba a su casa tras trabajar.
Siempre existirán muertes violentas, sí, pero algo falla. Comentamos estos hechos algunos compañeros ayer y concluimos todos que una explicación sensata es la nula capacidad de frustración que tiene esta sociedad. Se edulcora demasiado, se la adormece con operacionestriunfales, tusiquevales, serfamosoatodacosta... obviando el esfuerzo, jactándose conseguir todo a cualquier precio y que siempre todo salga perfectamente bien. Y no. hay enfermedades, todos no podemos er Premios Nobel ni grandes empresarios pero podemos ser felices y éso sí que no tiene precio, no se compra en ningún hipermercado. Mientras éso no se enseñe, se practique y se dialogue... se actúe, de verdad, con sensatez, desde la niñez, en la escuela, desde la televisión el medio de comunicación más potente... seguiremos creyendo que no estamos, verdaderamente, en el siglo XXI.

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