30 enero 2017

LA ENFERMEDAD MENTAL


He leído un artículo en Diario Médico (30 Enero), que me parece adecuado copiarlo literalmente para que quien no pueda acceder al mismo le pueda ser de utilidad. Habla del tratamiento de la enfermedad mental:

El tratamiento de las enfermedades mentales sigue centrándose en los psicofármacos, tan alabados en ciertos círculos como vilipendiados por una parte de la sociedad. Su uso racional constituye un viejo debate en el que conviene diferenciar la patología leve de la grave. Un informe difundido en 2015 por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios cifraba en un 200 por ciento el incremento del consumo de antidepresivos entre 2000 y 2013 y señalaba que podría explicarse por "un aumento de la incidencia de trastornos del estado de ánimo, por la mayor detección diagnóstica por parte de los médicos de atención primaria, así como por la extensión de las indicaciones terapéuticas autorizadas".
La última razón enlazaría con lo que Roberto Rodríguez-Jiménez, psiquiatra del Hospital Universitario 12 de Octubre, de Madrid, denomina "los malestares de la vida que muchas veces atendemos los psiquiatras".
  • El modelo puesto en marcha en el Centro San Juan de Dios de Ciempozuelos se basa en la participación creciente en actividades en el medio comunitario
Exceso de prescripción
Javier García Campayo, psiquiatra del Hospital Miguel Servet, de Zaragoza, cree que "en todos los países occidentales se pautan demasiados psicofármacos". Coincide con Rodríguez-Jiménez en que "en depresión y ansiedad leves no estaría recomendada su prescripción; lo ideal sería la psicoterapia". Y añade otra causa del excesivo consumo: "En la práctica, como casi no se ofrece psicoterapia, el tratamiento habitual son los psicofármacos". Es un tema no resuelto en el que confluyen varios factores, entre ellos el económico.
Cuestión aparte es el tratamiento de la patología mental grave, en la que García Campayo recalca que los psicofármacos constituyen la piedra angular y otros planteamientos "tienen un papel coadyuvante". En todo caso, "los aspectos psicoeducativos y psicoterapéuticos son claves".
En casos refractarios a los medicamentos, el resto de terapias biológicas, como la electroconvulsiva, la estimulación magnética transcraneal y la estimulación cerebral profunda, representarían una opción no suficientemente aprovechada.
Los psicofármacos, aun siendo indispensables en la actualidad, tienen una utilidad limitada. Entre otras razones porque, tal y como expone Rodríguez-Jiménez, "en los últimos años no se han producido demasiados cambios. Han aparecido algunas nuevas moléculas, pero todas actúan sobre los mismos sistemas de neurotransmisión de hace 40 años". Los especialistas tienen grandes esperanzas en otros fármacos que se están investigando, entre ellos los que actúan sobre el sistema glutamatérgico, que en la esquizofrenia podrían atacar síntomas hoy huérfanos, como los cognitivos o los negativos.
Plan de rehabilitación
El psicofármaco es imprescindible en trastorno mental grave, pero no suficiente. Si nos quedamos en el plano farmacológico no abordamos un conjunto de factores que van a ser determinantes para lograr la verdadera rehabilitación". Así lo expone Juan Jesús Muñoz, coordinador de rehabilitación del Área de Salud Mental del Centro San Juan de Dios, de Ciempozuelos (Madrid).
Este psicólogo puso en marcha hace ocho años un programa destinado a mejorar la atención a los usuarios (el término paciente quedó desterrado) con patología mental muy grave. El Plan de Rehabilitación en Unidades de Salud Mental de Larga Estancia (Reule) nació con el objetivo de implantar un modelo rehabilitador en el hospital psiquiátrico, "que tradicionalmente era más asistencialista".
El proyecto implicó, para empezar, un cambio de paradigma, con un incremento del ratio de psicólogos, terapeutas ocupacionales e incluso figuras como integradores sociales. En la organización de los usuarios se siguió un modelo jerárquico, teniendo en cuenta dos variables: años de institucionalización y funcionamiento psicosocial. "Todo orientado para que el último nivel fuera destinado a reingresar en la comunidad".
En definitiva, se trataba de dar una oportunidad a los enfermos más graves, a los que con frecuencia se ha aparcado en las unidades de cuidados psiquiátricos prolongados. "Es lo que se denomina larga estancia, con esta jerga peyorativa que en realidad significa indefinida", puntualiza Luis Fernández, terapeuta ocupacional del centro.
El cambio de paradigma implica una participación creciente en actividades en el medio comunitario -como acudir a centros de día- como paso previo al alta. Hay que tener en cuenta que "las personas que salen de aquí tienen un promedio de nueve años de institucionalización y algunos llegan a más de 20", expone Muñoz.
Esquizofrenia
La mayoría de los ingresados tienen enfermedades del espectro psicótico y en menor medida trastornos de la personalidad graves, que a veces se solapan. También hay casos de trastorno bipolar y depresiones resistentes. "Hay un pequeño reducto de otras patologías, como trastornos obsesivo-compulsivos graves o algún trastorno orgánico", explica el psicólogo.
Muchos de los recursos que se emplean (psicoterapia, educación, terapia ocupacional...) ya estaban disponibles en el centro, pero se utilizaban con otra filosofía. "Si el enfoque es más biologicista al final todo se reduce a dar la pastilla y entretener al usuario. Pero si realmente crees que esa ocupación es productiva y tiene que ir dirigida a normalizar su vida, posiblemente consigas cosas". El éxito del Plan Reule se plasma cada vez que se da el alta a un enfermo que con el modelo tradicional estaría abocado a permanecer ingresado toda su vida (o casi).

21 enero 2017

VAMOS A COMPRAR MENTIRAS...


El autor de este libro es doctor en Ciencias Químicas y a parte de profesor universitario es investigador dentro del Grupo de Excelencia Bioquímica y Biotecnología, y mantiene un blog muy interesante llamado Scentia desde donde avisa de "errores" que nos conciernen a todos. Ha escrito un libro ameno y muy recomendable para abrir las mentes de los consumidores acerca de alimentos, cosméticos, pseudomedicamentos, informaciones sanitarias de dudoso natalicio, publicidades que no contribuyen a que la imagen de esa profesión sea admirada precisamente...etc. con los que a diario nos bombardean nuestro intelecto con el fin de hacernos sentir menos nosotros si no los adquirimos para adelgazar, ser más jóvenes, más bellos, menos sanos, etc.
El autor se encarga de poner cada cosa en su sitio desde el compromiso de la ciencia y ... del sentido común. Y una vez más me cuesta comprender que tenga que ser el ciudadano de a pie el que "desmonte" publicidades engañosas.
Seis ediciones confirman que este tipo de informaciones interesan al ciudadano.

11 enero 2017

SOBRE LA PUBLICACIÓN DE INVESTIGACIONES BIOMÉDICAS



Puede leerse en http://elpais.com/elpais/2017/01/10/ciencia/1484073680_523691.html#?id_externo_nwl=newsletter_diaria_manana20170111m un artículo muy interesante acerca del excesivo deseo por publicar estudios biomédicos que, pragmáticamente, después, no sirven para mucho en la vida diaria.
Así lo expresan destacadas figuras de la investigación en nuestro país basándose en su propia experiencia y en la ajena:“ Se publican demasiados estudios y demasiado deprisa”, señala. “Hace falta una reflexión general sobre el exceso de publicación y las presiones por sacar estudios, las universidades miden los resultados al peso, y eso es un error”, resalta el Director de la revista Neuroscience, Juan Lerma.
 Se añade: “No hay que olvidar el papel cómplice de determinados grupos editoriales, frecuentemente de revistas top, que prefieren publicar resultados inesperados, novedosos, espectaculares, que generan mucho ruido e impacto, antes de asegurarse y verificar sistemáticamente la fiabilidad de los mismos”, explica. Algunas instituciones en España ya están tomando medidas para aplacar la crisis a la que hacen referencia los firmantes del manifiesto, explica el Prof. Montoliu. Por ejemplo, se han incorporando profesionales de estadística a los comités de ética del CNB y del propio CSIC, el mayor organismo de investigación pública del país, asegura el investigador del Centro Nacional de Biotecnología (CNB), involucrado en iniciativas para promover la integridad científica.
 
Más interesante resulta aún cuando se hace constar que muchas de estas investigaciones son apoyadas con dinero público, por lo que debería efectuarse un muy pulcro escrutinio acerca de qué estudios se apoyan y cuáles se dejan a la opción de otras características y que más o memos obligatoriamente sean sustentados con una adecuada crítica ética, sin obviar que la investigación en ocasiones recorre caminos no conocidos en el momento de producirse la propia investigación. Por ello la necesidad de científicos verdaderos.