04 marzo 2008

Estuvo hace unos días en Zaragoza el juez de menores Emilio Calatayud, alguien que nadie conocería si no fuera porque hace años adivinó algo obvio: que el futuro era de los jóvenes. Al ser juez de menores, los actos delictivos que juzga pertenececn a una banda etaria muy concreta, no demasiado extensa pero muy intensa. De cómo se actúe con ellos implicará su porvenir y el de la sociedad en la que viva. Y así impulsó condenas modelo que no por su intensidad sino por su reflexión han credao escuela. Y no se entienda que la levedad es su máxima.´Lo dice muy claro al afirmar que la ley no es blanda y castiga a quien lo merece. Y añade algo que aún no se ha introducido correctamente en la mente de quienes tienen la responsabilidad de educar, los padres: Aquellos que no sepan educar deben aprender a hacerlo. Me recuerda ésto a una viñeta de Mafalda. La madre le increpa tras haber hecho un estropicio. Y Mafalda le responde: "Oye, que tú te graduaste como madre el día en que yo nací, ¿eh?...".
Sí. Nadie nace enseñado. Instruir a cómo ha de conducirse un niño, un adolescente, en la vida es un acto tremendamente responsable para los padres. Y también para la sociedad. Y enseñar con el ejemplo es primordial, en todo. No se olvide.

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