18 noviembre 2010


EFECTOS PLACEBO.



Leo que en una comunidad autónoma de nuestro país acaba de multarse (con una multa pecuniaria ridícula, sea dicho de paso) a la empresa que vende esas pulseritas de silicona que promete curar cualquier tipo de dolencia, conseguir la felicidad tanto tiempo anhelada, restablecer el equilibrio perdido, etc... Les han denunciado casi todas las organizaciones de consumidores del país por propaganda falsa y prometer cosas que nadie cree (ni incluso los que las compran) y que aún así han hecho con ellas una verdadera fortuna. Y sigo sin comprender cómo en una sociedad avanzada como la nuestra, en la que los que nos dedicamos a este serio negociado del curar, nadie nos arriesgamos a decir las insensateces que algunas publicidades repiten machacosamente... y se permite. ¿Puede ser que sea por evitar el excesivo paternalismo en el que se cayó en un pasado...?. Puede.
En momentos de crisis, estrés, infelicidad, etc. la gente comprará lo que se les ponga por delante...debieron pensar los creadores de la pulserita. Y acertaron. Podrían haberla vendido sin la necesidad de prometer falacias, solamente porque son bonitas, tiene un diseño agradable, los colores alegran la vista, etc... pero dieron un paso adelante y se dirían que el efecto placebo funciona bien. Puede. Si este efecto funciona con la política, las cremas faciales, los automóviles... ¿por qué no con una pulserita a un precio módico...?. No tan módico, diría yo: 30 Euros. Y llevan vendidas según me informo cerca de 500.000... Saquen cuentas...
El efecto placebo existe, sí, pero sería preciso hablar más de él. Me entero de una guía terapéutica publicada enero de 2010, procedente de Escocia titulada 'Non-pharmaceutical management of depression', que ha sido realizada por expertos de diferentes profesiones y ámbitos, y avalada por el prestigioso NICE (National Institute for Health and Excelence).
Es de un documento magnífico en el que se revisan de una forma rigurosa las auténticas utilidades de más de 30 técnicas y remedios que con frecuencia se usan para el tratamiento de las depresiones. De forma exhaustiva se escruta la información científica disponible sobre técnicas de psicoterapia, métodos de autoayuda, ejercicio físico, cambios de estilo de vida, remedios de herboristería, suplementos nutricionales y terapias complementarias o alternativas. Y las conclusiones a las que llegan son sencillas y claras: En general, sólo hay evidencias que sustenten la recomendación de algunas técnicas psicoterapéuticas y de autoayuda (terapia cognitiva, conductual, interpersonal, 'mindfuldness', psicoterapia dinámica breve, y autoayuda guiada por personas o computadoras). Para el resto, incluyendo todas las terapias herbales y nutricionales, cambios en el estilo de vida, ejercicio físico, terapias complementarias (acupuntura, homeopatía, masajes, etc.) no hay evidencias científicas que apoyen su recomendación clínica. Está disponible en internet, por lo que se puede revisar sin ningún problema para valorar por uno mismo estas conclusiones.
Obviamente, algunas de esos remedios "no validados" pueden ayudar a sentirse mejor, más saludables, etc., pero no resultan útiles para tratar las depresiones. Aún así, es llamativa la cantidad de veces que se recomiendan.
Lo malo de usarlas no es que no surtan ningún efecto para la enfermedad a la que supuestamente se dirigen sino que evitan llegar con el suficiente tiempo con los útiles terapéuticos que sí están reconocidos que son útiles. Y por ello, el remedio sensato deberá ser más agresivo y la posible curación más lejana. Mientras tanto, pierde el paciente, pierden sus allegados, y ganan los de siempre, los de las pulseritas.

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