25 mayo 2011

¿ESPÍRITU DEL 15 M?


He dudado bastante antes de escribir acerca de este fenómeno social que se ha producido en nuestro país. En parte porque podría parecer que no "cabe" en este blog de salud, en parte porque ya se ha hablado bastante de él. Sin embargo, he reflexionado y sí, voy a dar mi opinión porque:

- El fenómeno es un fenómeno social y yo soy sociedad. Cumplo con mis deberes ciudadanos: pago mis impuestos sin quejarme, acepto los recortes salariales y las subidas en ocasiones indiscriminadas de luz, agua, vertidos, combustible, productos básicos, acepto con mis impuestos ayudar a otros más necesitados, etc.

- Me cuesta creer que no ha existido dirigismo soterrado o menos soterrado de este movimiento,no soy tan ingenuo, pero lo que he visto con mis propios ojos en mi ciudad me ha parecido hasta ahora, bastante aceptable. Que un 10% de aquellos fueran los instigadores... puedo aceptarlo, pero el resto los veo con buena fé y sobre todo con entusiasmo, lo principal para generar un cambio social. Sin él la abulia y la desvergüenza imperaría. ¿Y es éso lo que queremos dejar a nuestros hijos?. Se ha respetado el espacio en el que se han ubicado, y al menos no se ha usado la demagogia de una manera flagrante para "obligar" a los más incautos a decir, firmar o amparar ideaciones nada reales. He visto gente de diferente tipo y condición aunados sí con la idea de que de este modo no se puede continuar. Y es comprensible: con casi cinco millones de parados en España, con una economía cada vez en peores condiciones y sin visos de mejora pronta, es imperdonable algunos comportamientos de quienes son los encargados de tomar decisiones. Y me parecen lógicas algunas de sus propuestas dirigidas a nuestros políticos, los que acuden a la política para servir y no servirse... como que existan listas abiertas y que cada votante elija a quien mejor cree que puede representarle, a que se controle el gasto público superfluo, las empresas públicas, la construcción de edificios públicos que luego no se utilizan, etc. y que en cambio se carezca de dinero para hospitales, escuelas, carreteras, etc. Y aquí ya he encontrado un banderín de enganche para esta entrada en el blog: la estrechez cada vez mayor de nuestro estado del bienestar, el sanitario, el sociosanitario, del que estábamos tan orgullosos tan solo hace unos años... Por éso me atrevo a escribir del 15 M.

Al ciudadano medio se le está quebrando la ilusión de haber visto su madurez y su vejez con alegría y ahora la ve con resignación. Nosotros, los sanitarios vemos escenas a diario, de carencias que nos gustaría poder cambiar, y a poco que estemos informados sabemos que hubiera sido fácil lograrlo si la alegría desmesurada en la carencia de controles en gastos públicos y coqueteos privados hubiera existido, no estaríamos en estas condiciones. Se diga alto y claro: nos han fallado unas estructuras a las que respetábamos y tampoco vemos muy claro que les hayan pedido responsabilidades. Ha llegado el momento del pragmatismo.

Hoy he oido al filósofo José Antonio Marina hablar de este fenómeno por una radio y de cómo se han puesto ellos en contacto con él para preguntarle si estaban muy perdidos reclamando o efectuando una especie de catálogo acerca de nuestra sociedad y lo que otros creen que no vemos todos.

Mi impresión, fría y pensada, es que ni todo lo que han reivindicado es ilógico ni todo debiera ser legitimado. Siempre en el término medio está la virtud. La democracia participativa está bien, por ejemplo, para un pueblo de cien habitantes pero no para ciudades de tres millones de habitantes. Lo que sí creo es que ha llegado el momento de levantar el campamento y dejar el buen sabor de boca de que la sociedad está viva y expectante a cómo lo público, o lo que es lo mismo, lo que sale y vuelve de todos, debería cambiar. Se exige honestidad... ¿es tanto?. Y digo, dejarlo ahora porque de lo contrario llegará un instante en que faltará el fuelle y se desinflará. La única forma de que superviva es volviendo a ser sociedad, a esperar a que se vean esfuerzos. De lo contrario, volverán las acampadas en todas las plazas españolas y ¿por qué no? en las de toda Europa, porque el fenómeno es, lamentablemente, global.

- Y, por último, otro motivo de escribir acerca del espíritu del 15 M es porque aunque se haya escrito mucho sobre él, las orientaciones son también siempre muy subjetivas y siempre aparecen aspectos a desarrollar que no se han tomado en cuenta o se han minimizado en exceso.

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