12 agosto 2015

NO TENER MIEDO AL MIEDO



Hemos vivido, estamos viviendo, una época de inseguridades. Aceptémoslo. El futuro preocupa. El miedo al futuro puede hacer caer la Bolsa, detener fábricas y mandar al paro a muchos miles de personas. Existe (cada vez menos) futurofobia, un clima de desconfianza por un brusco cambio al que no se estaba preparado.
Ese miedo del que he hablado anteriormente puede ser similar al que sufren las personas fóbicas. Se adelantan a lo malo que podría o puede suceder provocando más sufrimiento que el momento que debiera tratar de evitar. Lo paraliza
Desde la revolución industrial, los avances en materias tecnológicas, económicas y sociales han ido en ascendencia progresiva hasta que han dejado de hacerlo. Sin embargo, en el comienzo del siglo XXI ésto comenzó a decaer. Ese optimismo se tornó en temor. No se estaba preparado... ¿Nos habíamos infantilizado...?. Posiblemente. 
Desde el 11 S, el humano se ha sentido más vulnerable, menos seguro, y si a ello se le añade la crisis económica que sufrimos desde hace ya años... el pánico al futuro es un tipo de atmósfera en la que debiéramos, se debiera,  aprender a respirar. 
Leí que una periodista científica (Yaida Martínez) hablaba del "circuito del miedo" descubierto hace relativamente poco por unos neurólogos norteamericanos. Estudiaron en resonancias magnéticas efectuadas a 40 voluntarios sanos, que la preocupación por lo que va a suceder se graba en el cerebro con la misma intensidad que un hecho negativo real. Al angustiarnos por el futuro, activamos el "circuito del miedo, lo cual explica por qué el pánico anticipatorio resulta más desagradable que la situación real. Cuanto más tiempo dedicamos a pensar en lo malo que puede suceder, peor lo pasamos... Realmente es una pseudoneurosis, por no decir una franca neurosis.
Para desconectar de este circuito, la solución proviene de ocupar la mente en tareas inmediatas. O sea, en lugar de pre-ocuparnos, debemos ocuparnos.
Otros muchos pensadores se han ocupado de este fenómeno. Jiddu Krishnamurti, filósofo hindú, también lo hizo con similares resultados o conclusiones. En lugar de oponernos al miedo debemos enfrentarnos al miedo que lo ocasiona, analizar las reacciones que genera en nosotros. Al observar fríamente lo que nos  asusta, nuestro temor adquiere unas dimensiones proporcionadas, sin la inflación del pánico anticipatorio. Preguntémonos: ¿Y qué puede suceder en el peor de los casos...?. Y se verá que, realmente, no será tan terrible como para que la angustia se apodere de nosotros. Siempre existe un asidero al que agarrarnos con fuerza: un amigo, un trabajo, una relación, un libro, un viaje, una expectativa laboral o social diferente a la actual...
Hay un poema de Kavafis llamado Esperando a los bárbaros que puede ser ilustrativo: Un pueblo vive angustiado por las noticias de que van a ser invadidos por los bárbaros. Entonces, todo se paraliza. Los legisladores no hacen leyes,  el emperador no gobierna, los recolectores de alimentos del campo los dejan yermos, no recogen la leche de las vacas,y en definitiva el pueblo no hace nada. Cuando al fin se enteran que realmente los bárbaros no les van a invadir, la confusión aumenta. " Y ahora, ¿qué será de nosotros sin los bárbaros?. Esta gente eran de alguna forma la solución...".
De alguna manera, la crisis y sus consecuencias (los bárbaros) podrían haber sido  la excusa para perezosos y conformistas. La vida continúa, de forma diferente, sí, pero prosigue. Estamos madurando hacia unas expectativas moderadamente optimistas, y aquellos que no lo aprecien así, serán absorbidos por el miedo exageradamente sospechado. Y digo moderadas porque así debiera ser tomado todo: con moderación.
Cuando se habla del futuro todo son estimaciones, porque el verdadero oráculo del porvenir es la propia persona. Lo que venga no lo hará del cielo sino de nuestro propio esfuerzo, de toma de decisiones razonadas y razonables.
De todo ésto, también, debería hablarse en los colegios y en los hogares en donde hay futuros proyectos de hombres y mujeres que regirán el futuro.


1 comentario:

Paula dijo...

Muy realista el comentario que efectúa Ud. en su columna. Es salud también contar con una mente equilibrada, ayuda a la sensatez tan precaria en los últimos años.