19 abril 2009



DUDAS BIOÉTICAS.




La magistrada del Juzgado de Capacidad nº 40 de Barcelona, Silvia Ventura, acaba de poner negro sobre blanco sus dudas acerca de la conveniencia de incapacidad totalmente (para siempre, para todo...) a los pacientes con sintomatología demencial. Muchos somos los que desde hace tiempo la sospecha si, orientado fundamentalmente hacia el campo de la psiquiatría), la incapacidad era una solución ética. Más aún cuando no volvía a revisarse esta presunta incapacitación. Bien es verdad que las sentencias son siempre en su momento estudiadas y con fundamento por parte del juez/jueza, pero también lo es que los médicos, peritos para dar al magistrado la información de la que carece y que se sepa, son excelentes los que en el campo de la psiquiatría orientan sus conocimientos, no son/somos dioses y nos podemos equivocar, carecer de toda la información o simplemente no existir en ese momento la herramienta diagnóstica suficientemente efectiva para aseverar una afirmación con carácter rotundo y sobre todo perpetuo. Y ésas son las dudas que nos acompañan que en un momento concreto nos hacen sospechar la posibilidad de no haber sido lo sufientemente sutiles y efectuado una presumible praxis endeble, porque la incapacitación de un ser humano es privarle a partir de entonces de los atributos de la libertad que le califica como persona, como ser independiente de otros... en suma, votar, usar sus recursos económicos como mejor estime en cualquier instante, poder disponer de unos euros para comprarse unas manzanas... claro, también para incendiar su casa por curiosidad de olvidar que una vela encendida sobre una cortina hace que ésta se queme...
Y es que, en el otro lado de la cuestión, no se olvide, está el diagnóstico clínico que le tipifica como portador de una enfermedad neurodegenerativa, o lo que es lo mismo, sin posibilidad de regeneración, hoy en día, tal vez mañana sea otro parlamento. Cualquier profesional que conozca esta patología comprenderá y transmitirá qué es posible que pueda sucederle en el futuro y los peligros a los que será frágil y por ende debe ser subsidiario de ser apoyado, tutelado, etc... Y no es la apariencia paternalista con la que se nos ha tildado a los médicos, sino la actitud serena y responsable de la atención y cuidado al ser humano. El deterioro cognitivo es algo dinámico, y sus alteraciones podrían generar muchos niveles de incapacitación, de tal manera que debería sopesarse que la incapacitación fuera parcial, progresiva y a medida de cada persona.
El quid de la cuestión está en el límite, siempre en el límite, acerca de cuándo ya no es consciente de la elección razonada, siempre y en cada momento... Cuándo el paciente desea tener su perrillo en su domicilio, recibir visitas, ir a una celebración religiosa, etc.
La magistrada a la que aludía anteriormente, habla de la figura del asistente o acompañante, (que en definitiva es el cuidador principal, dejémonos de eufemismos): "En el Derecho alemán, por ejemplo, ya existe; el Código Civil de Cataluña, cuyo texto está ahora en discusión en su Parlamento, también lo contempla.
La información de este personaje es muy importante para el posterior fenómeno incapacitatorio del que se habló en párrafos pasados para que el equilibrio ético exista.
Una pregunta: ¿No sería útil usar conscientemente el documento, ya existente en nuestra sanidad pública, de Últimas Voluntades, para facilitar este proceso, para respetar por encima de todo lo que la persona nos dice cuando ya no puede, casi o totalmente decirnos, en algún o en todos los aspectos de su entereza personal...?

2 comentarios:

Flor de agave dijo...

No valdría para estar en la piel de la magistrada Silvia Ventura.
Admiro su trabajo y lo considero muy necesario, pero supongo que le quitará muchas horas de sueño.
Una discapacidad con sintomatología demencial es muy difícil de valorar, y lo que es más doloroso, una actuación a favor de la incapacidad total puede ser la puntilla para una mente confusa.
Por otro lado, la “no actuación a favor” puede dejar a la persona enferma en manos de desaprensivos cuidadores haciendo y deshaciendo sin ningún control.
Difícil, muy difícil y muy necesario.
He vivido con una persona muy ligada a mí que padecía una gran invalidez a raíz de un traumatismo cráneo encefálico muy grave. Gracias a no hacerla efectiva se rehabilitó de una manera asombrosa llegando a rellenar y firmar talones bancarios sabiendo lo que hacía. Trabajaba con una mente incapaz de retener nada que no fuera el presente y una mano, en principio, paralizada. Viviendo la vida prácticamente sin pasado y sin ningún futuro llegó a vivir el día a día con la ilusión de sentirse útil. Y realmente lo era.
También era totalmente vulnerable.
Suerte a todas las personas responsables de tan arduo trabajo.
Gracias

Flor de agave dijo...

No valdría para estar en la piel de la magistrada Silvia Ventura.
Admiro su trabajo y lo considero muy necesario, pero supongo que le quitará muchas horas de sueño.
Una discapacidad con sintomatología demencial es muy difícil de valorar, y lo que es más doloroso, una actuación a favor de la incapacidad total puede ser la puntilla para una mente confusa.
Por otro lado, la “no actuación a favor” puede dejar a la persona enferma en manos de desaprensivos cuidadores haciendo y deshaciendo sin ningún control.
Difícil, muy difícil y muy necesario.
He vivido con una persona muy ligada a mí que padecía una gran invalidez a raíz de un traumatismo cráneo encefálico muy grave. Gracias a no hacerla efectiva se rehabilitó de una manera asombrosa llegando a rellenar y firmar talones bancarios sabiendo lo que hacía. Trabajaba con una mente incapaz de retener nada que no fuera el presente y una mano, en principio, paralizada. Viviendo la vida prácticamente sin pasado y sin ningún futuro llegó a vivir el día a día con la ilusión de sentirse útil. Y realmente lo era.
También era totalmente vulnerable.
Suerte a todas las personas responsables de tan arduo trabajo.
Gracias