13 abril 2010

AYUDAR A VIVIR.
Leo en estos días el caso del Dr. Devesa (investigador en la Universidad Compostelana) acerca de cómo está ayudando con su terapia a que personas que tenían castrada su posibilidad de volver a caminar se estén recuperando. Probó el tratamiento que utiliza con su propio hijo que resultó tetrapléjico por un accidente automovilístico y hoy, tras ocho años, camina y está a punto de doctorarse en Biología con una tesis sobre neurorregeneración en la preciosa ciudad lusa de Coimbra. Revistas científicas de gran calado se han interesado por sus investigaciones y este mes de abril ha comenzado un estudio mucho más amplio en el Hospital Nacional de Tetrapléjicos de Toledo. Él, mientras tanto, prosigue atendiendo y estudiando su curación a todo aquel que solicta su saber en la sede de una asociación que ha creado a escasos seis kilómetros de Santiago de Compostela, con medios rudimentarios y con un equipo de trabajo entusiasmado. Él, en entrevistas que he podido leer, matiza que todo paciente es distinto. No obstante, los resultados son muy elocuentes y científicos nacionales e internacionales no se hubieran interesado por sus estudiso si así no fueran.
Me hace pensar qué diferencias tan enormes entre este médico gallego, desconocido, sin asesores de imagen ni invitado a congresos internacionales con otros, sean médicos o no, que caminan su trayectoria sin hacer nada productivo, fagocitando la vida de otros en beneficio de la suya propia. Desconozco cómo finalizarán sus estudios, pero de entrada, que un hospital de la importancia del toledano haya aprobado, junto a su comité de ética, el ensayo, me da una muy buena corazonada.



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