05 agosto 2009


MÚSICA BENEFICIOSA TAMBIÉN FÍSICAMENTE.
Leo un artículo acerca del aporte beneficioso de la música sobre el organismo que una médico y experta en musicoterapia de la Universidad de valladolid, Neysa Navarro, sostiene.
Su estudio, ya en fase de conclusiones, se efectúa mediante la tesis de la influencia de la música en las células madre del cerebro de un embrión de ratón. El origen del estudio proviene de la atención que la doctora ha tenido sobre pacientes de Alzheimer. Fue consciente de la influencia que la música tenía sobre ellos y su conducta, a parte de facilitar su recuerdo o influenciarles en el estímulo memorístico.
La revisión bibliográfica de este tipo de información no es en absoluto exahustiva. Incluso podría decirse que es una vía de investigación bastante opaca, debido a que los matices de deterioro son tan amplios en los pacientes Alzheimer, que dejan de lado la estimulación neuronal por la música como de anécdota o aparece escepticismo.
Navarro, de cualquier manera, incide sobre las personas enfermas tanto psíquica como físicamente, y la influencia de ésta sobre su salud inmediata. Los rersultados obtenidos en las células investigadas hasta ahora y que fueron sometidas a la influencia de tres parámetros: música, silencio y ruido, arrojan diferentes contenidos: el número de células positivas y la morfología de las mismas es totalmente diferente según hayan sido sometidas a los distintos parámetros.
Esta investigación ha de permitir considerar cómo afecta, por ejemplo, el ruido a los seres humanos dentro de un hospital y cómo en su curación. O cómo pueden incidir diferentes tipos de música según zonas concretas..., afirmo yo: Servicios de Oncología, Pediatría, Radioterapia, Neumología...
Hablábamos en blogs pasados cómo se había estudiado el beneficio de música en una sala de espera de una Unidad de Salud Mental. ¿Y por qué no en cualquier otra?, ¿qué de bueno aporta escuchar la conversación del paciente de en frente...?, o los comentarios de los profesionales sanitarios que, sin quererlo hacer, se nos escapa algún comentario acerca de una u otra enfermedad sin darnos cuenta de la presencia de personas ajenas a nuestra forma de hablar profesional...
Recuerdo haber hablado de este aspecto, la música, o la iluminación, en el hogar, otro espacio al que en muchas ocasiones no le damos la importancia que merece, un espacio que alberga nuestro yo más íntimo. Una buena música arropa. Y también un silencio, por supuesto. Tan solo es necesario saber elegir cuál en cada momento...

1 comentario:

Caminando 42 dijo...

Transcribo su último párrafo, Doctor.
“UNA BUENA MÚSICA ARROPA.Y TAMBIEN UN SILENCIO, POR SUPUESTO.TAN SOLO ES NECESARIO SABER ELEGIR CUÁL EN CADA MOMENTO”
Creo que en ese “saber elegir cual en cada momento” está el éxito. Muy difícil de calibrar, por cierto, desde el exterior del individuo, e incluso desde nuestro interior. A veces, hasta que no lo vivimos no sabemos cómo vamos a reaccionar, y somos los primeros sorprendidos.
La música ha sido mi lazarillo hacia la alegría en multitud de ocasiones, y esa misma música, me ha llevado, en otros momentos, a la tristeza más profunda. Lo mismo me sucede con el silencio.
He oído hoy por la radio un comentario que me ha hecho pensar, y creo que también lleva razón:
“LA MÚSICA SIN SENTIMIENTO SE CONVIERTE EN RUIDO A VECES INSOPORTABLE.”
La música, como la danza (en la que incluyo la expresión corporal), son para mí el lenguaje por antonomasia que nos traslada los sentimientos a lo más hondo de nuestro Ser. Y… ¿cómo lo percibimos? Nadie es capaz de saberlo hasta no conocer la reacción, propia o de nuestro interlocutor.
Esto no quita que tengamos que seguir trabajando en nuestro bienestar personal y colectivo.
GRACIAS
¡Qué complicado es todo, Señor!
Y qué sencillo.