27 mayo 2010

La silla de pensar. Obra conceptual del artista Ricardo Calero.
NUEVAS DROGAS E INTERNET.
Se podía leer en El País del domingo, un reportaje acerca de las drogas que se adquieren vía internet sin problema alguno. Se tiene la convicción, errónea, muy errónea, de que si una droga no está prohibida es que es legal. Y no. Lo que significa es que sus efectos no han sido probados en el ser humano. Así lo comentaba al autor del reportaje, Joseba Elola, al preguntarle a la especialista en adicciones Marta Torrens. Lo que también desconocen es que vienen de laboratorios clandestinos (las más de las veces de origen asiático) y que su toxicidad es muy elevada.
Mención a parte tiene el caso de una de estas drogas, la mefedrona (la mefe la llaman en los foros). Su venta no está prohibida y provoca grandes "subidas" y grandes "bajadas", según afirmaba también una doctora en farmacia, responsable de Energy Control, una entidad que colabora con el Ministerio de Sanidad y el Departamento de Salud de la Generalitat catalana. Ocasiona también alteraciones graves de la memoria cercana y, lo más seguro, es que también las provoque a largo plazo, los mismos efectos que provocan otras drogas de diseño, como el éxtasis. La aparición de la mefedrona y derivados es a consecuencia de la dificultad que tienen los fabricantes para fabricar las drogas de diseño que tanto proliferaron hace unos años y que ahora están en declive, derivado del control exahustivo de las autoridades públicas sobre los precursores, sustancias que son la base de éstas, en concreto de la metilendioximetanfetamina.
La Delegada del Plan Nacional sobre Drogas, Carmen Moya, informaba cómo suelen anunciarse este tipo de drogas en internet como inciensos, ambientadores, etc. Añadía que en el caso de la mefadrona ya ha provocado muertes en países europeos.
Lo que sí debe tenerse en cuenta por parte de la ciudadanía es que ofertar este tipo de sustancias desde el anonimato, el ocultismo y la mentira ya debe hacer sospechar de ellas, y si los científicos y sanitarios añaden las consecuencias nefastas secundarias que a corto y largo plazo generan, es más que suficiente para negarse a ellas. Nuestra sociedad no debe insistir en buscar paraisos lejanos que solo ocasionan dolor y sufrimiento. Existen otros aquí, en forma de deporte, viajes, libros, música, escritura... o papiroflexia, ¡qué se yo!.

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