22 marzo 2009



CORAZÓN DE ATLETA y MIOCARDIOPATÍA HIPERTRÓFICA.
Existen una serie de alteraciones cardiológicas que sufren los atletas de élite por la excesiva práctica de ejercicio: aumento de su tamaño, reducción de la frecuencia cardíaca, dilatación de sus cavidades y alteraciones electrocardiogáficas evidentes. A toda ésto se le denomina "corazón de atleta".
Estos hechos confunden al clínico, pudiéndole hacer sospechar que el deportista sufre una miocardiopatía hipertrófica, puesto que es la principal causa de muerte súbita entre deportistas menores de 35 años, seguida de la anomalía de las arterias coronarias o el traumatismo torácico.
Según José Ángel Cabrera, Jefe de Servicio de Cardiología del Hospital Quirón en Madrid, quien en compañía de otros médicos han efectuado un estudio en jugadores de fútbol profesional, de cada 200.000 atletas, 1.000 padecen miocardiopatía hipertrófica; de éstos, 10 sufren un alto grado de riesgo por muerte súbita, siendo la edad más peligrosa de sufrirla, los 19 años. En el estudio referido anteriormente se efectuaron análisis sanguíneos, electrocardiogramas, pruebas de esfuerzo, tests genéticos para descartar miocardiopatía hipertrófica y resonancia magnética. El fútbol, según comenta el especialista, es el deporte con mayor riesgo por incrementar mucho la musculatura cardíaca. Entre los resultados publicados, un 56,7% mostraban electrocardiogramas anormales. A éstos se les efectuaron cardiorresonancias que demostraron la posibilidad de patología estructural. Los tests genéticos que estudiaron los diferentes polimorfismos de susceptibilidad en un 17% (en los genes MYH7 , exones 30-40; MYBPC3, exones 1 a 34; ACTC1, exones 2-79; PKP2DSP y DSG2 ligados a la displasia arritmogénica). También se comprobaron mutaciones especialmente malignas, como los defectos en la troponina T y la Proteina C.
Un reconocimiento con Hª Familiar, electrocardiograma y ecocardiograma aproxima al cardiólogo a un diagnóstico de miocardiopatía hipertrófica, pero la certeza diagnóstica solo se puede conseguir en estos momentos con el estudio genético. El elevado precio de estas pruebas evita que se puedan efectuar de forma rutinaria, sin embargo, es de esperar que pronto sean de mayor dominio por los médicos, en beneficio de todos.

1 comentario:

roca de arena dijo...

Creo que el deporte es imprescindible en nuestra vida moderna.
Vamos del coche a la mesa de trabajo para terminar en el sofá (o similares), y nuestro organismo necesita movimiento.
A veces pienso que como la necesidad crea el órgano (según dicen), de seguir así, en pocas generaciones naceremos con ruedas en lugar de piernas.
“Con el futbol hemos topao, querido Sancho” diría Don Quijote.
No pretendo molestar a nadie, pero no deja de ser un despropósito todo lo relacionado con el deporte de competición, y concretamente con lo referente al futbol.
Empezando porque de deporte no tiene nada, según lo entiendo yo. Es un auténtico espectáculo que mueve dinero sin conocimiento, despierta pasiones de todo tipo arrastrando amores y odios desmedidos; electriza a las masas, y al mismo tiempo es un poderoso narcótico nacional para ocultar asuntos importantes que no conviene comentar. Y para colmo, destroza la salud cardiaca de nuestros atletas.
¡TREMENDO!
Claro que mirándolo bien realiza una función social importantísima y antiquísima, a la que hemos mejorado sensiblemente.
Ya no contamos con “Juegos de Gladiadores” ni cristianos arrojados a los leones, ni ahorcamientos en las plazas públicas, ni mujeres lapidadas por…nada etc. etc.
Tranquilos, nos estamos civilizando. Poco a poco usaremos más la cabeza, y poco a poco le daremos al cuerpo un tratamiento más adecuado.
Mientras tanto nuestros médicos que sigan poniéndose al día para componer las heridas resultantes de nuestros “juegos”.
Así somos los humanos.
Gracias