24 junio 2009

CEREBRO y FELICIDAD.

Puede leerse este mes en la revista Laterality, un artículo basado en el estudio del psicólogo José Antonio Aznar-Casanova de la Universidad de Barcelona acerca de la estrecha relación que nuestro cerebro tiene entre la felicidad o la sorpresa, y la tristeza o el miedo. O lo que es lo mismo, entre felicidad y desventura.

Las emociones, aceptamos todos, ayudan a mantener la homeostasis y representan un proceso mental indispensable para la supervivencia. Todo aquello que nos rodea provoca en el ser humano sensaciones que son interpretadas de una u otra forma, semejantemente la mayoría de las ocasiones, aunque de forma muy específica por cada uno. Otra de las funciones destacadas de las emociones es que ayudan a potenciar la memoria. También permiten anticipar los estados orgánicos futuros, o dicho de otra forma, permiten mentalizar una situación que desencadene todas las reacciones fisiológicas que acompañan a esa emoción, lo que también ayuda a tomar mejores decisiones.

Expresionar nuestras emociones interviene muy directamente en nuestras relaciones sociales, y éso precisamente es lo que el Dr. Aznar-Casanova ha intentado demostrar mediante su estudio publicado este mes en la revista norteamericana. Concluye que el cerebro humano es capaz de percibir las emociones positivas de forma más rápida y precisa que las negativas. Demuestra que el hemisferio derecho procesa mejor las emociones mediante la expresión en el rostro, principalmente en el caso de la felicidad y sorpresa, en contraste con la tristeza y el miedo.

La investigación sobre la percepción de las emociones en el cerebro humano no está exenta de polémica. Estudios previos hablan de dos teorías contrapuestas: una señala que el hemisferio derecho cerebral es el responsable de procesarlas, y otra, conocida como la del acercamiento-retraimiento, sugiere que el derecho se encarga de las negativas y el izquierdo de las positivas.En cualquier caso, se sostiene que existe asimetría cerebral en el procesamiento de las emociones.

El autor, decantado más hacia la teoría del acercamiento-retraimiento va un poco más allá y se cuestiona si este proceso ha podido influir en la evolución de la especie, ya que la tendencia a identificar primero las emociones positivas podría estar relacionada con la capacidad de los humanos, y en general de los homínidos, de establecer relaciones sociales, lo que les ha permitido ser más competitivos que otros congéneres. Tal vez ello pueda sugerir el por qué una persona con expresión amigable puede tener más éxito en la esfera comercial, en las relaciones sociales, una entrevista de trabajo o incluso en una carrera política. Por ejemplo, existen datos en torno a presentadores de televisión y su modo de dirigirse a sus teleespectadores: aquellos que se comportan de manera más agradable, con miradas tranquilas, sonrientes y hablando sin rapidez, incrementan su audiencia, todo lo contrario frente a los que transfieren crispación, nerviosismo o hablan muy deprisa.

El cómo se nos vé o interpreta, es "metabolizado" mucho antes por nosotros mismos, lo que no es relacionado directamente hacia la forma en cómo sabemos que nos ven... En ello, influye ese lado "a medio encender" de nuestra mente, que supone la reflexión de nuestras actuaciones diarias, esa "ralentización" necesaria (y diaria) para meditar sobre nosostros mismos y lo que nos rodea... Repito, un muy buen artículo merecido leerse de un colega español, que ayuda, fundamentalmente a seguir haciéndonos preguntas.

1 comentario:

Flor de agave dijo...

A veces, me encuentro en un estado de felicidad o tristeza intensa, o dicho de otro modo, de regocijo o disgusto ante la vida, y no recuerdo el porqué. Tengo que recapitular mis vivencias, y siempre, aparece el motivo.
Cuento esto al hilo de lo expresado en este artículo referente al CEREBRO y la FELICIDAD, en el que se resalta, que una función importante de las emociones es potenciar la memoria. Si, un sentimiento puede traer a nuestro presente cosas que teníamos olvidadas y revivir sensaciones e incluso funciones valiosas que creíamos acabadas.
También he podido constatar, meditando lo que inconscientemente guardo o destierro de mis vivencias, que predomina la parte positiva de una manera aplastante sobre la negativa. Tiene que ser así en la mayoría de los seres vivientes, de otro modo, creo que la comunicación, e incluso la supervivencia, serían imposibles.
Muy atractivo el estudio del Dr. José Antonio Aznar Casanova. Da pié para meditar sobre el nuestro comportamiento y afianzar una comprensión realmente importante sobre la evolución y relación de los seres vivientes a nivel Universal.
Se agradece de corazón todo lo que pueda aportarnos un rayito de luz hacia el conocimiento del ser humano.