17 junio 2009


A VUELTAS CON LA MOTIVACIÓN...

Se publica en el último número de la revista digital Proceedings of the National Agency of Sciences un trabajo de investigación llevado a cabo por los doctores Saphiro y Kennedy, de la Facultad de Medicina Mount Siani de Nueva York (EEUU) que refuerza la hipótesis de que la motivación es imprescindible para crear rutas de acceso ante problemas o ideas que se plantea el ser humano.
Recurren estos investigadores al modelo murino para demostrar el control de las neuronas específicas del hipocampo y apreciar que se activan de forma diferente ante un estímulo u otro. En concreto, a las ratas les privaron de comida y bebida y apreciaron que sus neuronas reaccionaban de forma distinta ante estímulos, según fuera que les impidieran acceder a comida o bebida. Ante ello los científicos les crearon motivaciones internas diferentes, que las ratas utilizaron para dirigirse a objetivos aprendidos específicos en un laberinto que contenía alimento o agua.
Según los autores, cuando distintos estados motivacionales (hambre o sed) dirgían la conducta, se activaban patrones diferentes de activación neuronal en el hipocampo de las ratas, lo que reflejó tanto en los estímulos internos como externos. Por lo tanto, concluyen, que estos resultados podrían mostrar cómo la motivación influye en los procesos de memoria, y ayudar a la selección entre diferentes conductas basadas en experiencias pretéritas.

El condicional que los autores usan en sus conclusiones obliga a pensar en su sensatez y responsabilidad ante cualquier hipótesis, que hasta que no se demuestran en su totalidad no les deja traspasar los límites de una posibilidad. No obstante, ello no me impide ser algo más osado y desde la experiencia opinar que el paso decisivo para superar obstáculos, muchos, siempre pasa por querer hacerlo, saber y querer hacerlo. El deseo es el primer paso para caminar. Sin él no hay memoria ni propósito de enmienda para ninguna patología, o preámbulo de patología, que se precie ser remitida o curada. La vida, que nos tiene y que no la tenemos, no se olvide, está hecha para ser vivida, no para despreciarla. Hasta que se demuestre lo contrario, es lo más hermoso que existe, aunque solamente sea por el sinfín de cosas que podemos hacer con ella, por el porvenir de todo, la explicación de todo, hasta la imaginación de todo sin llegar a palparlo, sin tener la necesidad de hacerlo.
La plasticidad cerebral con la que hemos tenido la suerte de poder contar nos hace totalmente diferentes a otros seres vivos que nos rodean y, por supuesto, a otros congéneres. Somos distintos dentro de la igualdad: perfecto. Esa plasticidad será, precisamente, la que nos permitirá plantearnos retos y gozar con ellos superándonos constantemente.
La vida siempre tiene una razón, oculta... en algunas ocasiones, que hay que descubrir para seguir disfrutando de ella. Saber encontrarla , y sobre todo, saber aprender a buscarla, es en las más de las veces, responsabilidad de nosotros, los profesionales de las búsqudas..., para demostrar una vez más que: quien tiene un por qué para vivir puede superar cualquier cómo... como alguien dijo muy acertadamente.
Motivarse, encontrar qué hace multiplicar la esencia de la vida frente al adromilamiento precede al éxito personal, no se olvide. Ser vencidos de antemano no debe ir con nosotros, aunque desfallezcamos momentáneamente.

1 comentario:

Caminando 42 dijo...

Valoro hasta el infinito cualquier trabajo que se realice en este sentido.
Gracias, doctores Saphiro y Kennedy. Aprecio tanto su labor porque en un momento crucial de mi vida, fue el compromiso de su colega sobre este mismo tema de la motivación, un elemento transcendental para que yo pudiese encontrar un nuevo rumbo.
Voy a poner un pequeño ejemplo de las muchas recomendaciones que me facilitó el Doctor, y que llevaron la “Luz” a mí camino.
En lo que encabeza: A MODO DE INTRODUCCIÓN la portada del nº 19 de la revista ENCUENTROS editada por El Centro Neuropsiquiátrico N. S. del Carmen de Zaragoza, correspondiente al mes de septiembre de 2005; aparece un artículo, que en su día, sirvió de revulsivo milagroso para mi actitud ante la vida.
En su totalidad no tiene desperdicio, pero me limitaré a su cuarto y último enunciado.
Nos participa: “La vida merece un POR QUE a su PORQUÉ… y silencie aquellos versos del poeta dichos en un arrebato de negatividad depresiva: “Que las olas me traigan y que las olas me lleven/ que la vida se tome la pena de matarme/ ya que yo no me tomo la pena de vivir…”La vida hay que vivirla desviviéndose, acercándose a ella con los brazos abiertos y esperando, siempre esperando, continuamente deseando no equivocarse ni hacer daño. Y sobre todo sin olvidar que somos al mismo tiempo apolíneos y dionisiacos, intentando mantener el equilibrio entre inteligencia y pasión, o tal vez entre deseo y fantasía. Somos, definitivamente, como dijo Bonald Caballero, el tiempo que nos queda entre una y otra mirada.
Sin palabras, Doctor. Solo GRACIAS