26 junio 2009

INSUFICIENCIA VENOSA PERIFÉRICA, HOY.

Me comentaba un compañero especialista en Vascular hace unos días ya, cuando comenzaron los rigores estivales, cuánto por nosotros mismos, o sea todos, podemos hacer con nuestra circulación periférica. Cerca del 5% de la población española, por ejemplo, sufre de "piernas cansadas", expresión tan oída en estas fechas y que hace alusión al costoso esfuerzo de mover las piernas en verano por la sensación de peso y abotargamiento que se siente en ellas. De este 5%, el 70% son mujeres cuya patología la venían arrastrando ya anteriormente.

La causa fundamental de estas "piernas cansadas" de las que hablaba anteriormente, provienen de la lucha contra la fuerza de gravedad que nos "ata" a la tierra. Y es que al tratar de regresar la sangre de las piernas al corazón para que éste la reparta por todo nuestro organismo de nuevo, se encuentra que, por la edad, las características hormonales, hábitos dietéticos y costumbres no correctas (obesidad, ingerir exceso de alcohol, fumar...), estar mucho tiempo de pie, exceso de sedentarismo y no hacer ejercicio físico (aunque solamente sea caminar), las válvulas que tienen nuestras venas se deterioran y dejan de ser efectivas para enviar la sangre. De este modo, aumenta la presión de la sangre en el interior de la vena, y se engrosa. Es entonces cuando aparecen las varices, ya sean externas o internas, junto con todo el cortejo sintomático que caracteriza al síndrome del que estamos hablando: hinchazón de pies, dolor, pinchazos locales, y sobre todo, peligro de rotura de la piel en la que se ocasiona la lesión y aparición de la consiguiente úlcera vascular, puerta de entrada de posibles infecciones locales o inclsuo generales. Por otra parte, no menos importante, poseer acantonada más sangre de la precisa en un lugar concreto de nuestro organismo, le hace estar predispuesto a padecer alteraciones coagulatorias y posibilitar que se genere un trombo, ser llevado a la circulación general y provocar una trombosis.

¿Y qué podemos hacer?, le pregunté a mi colega, cada uno por sí mismo. Muchas cosas. No someter las piernas al calor local un tiempo excesivo, dieta sana y fresca, evitando el exceso de sal o productos en conserva, y ejercicio físico que suponga la contracción de los músculos de las piernas, estirar las piernas cada hora suprimiendo la costumbre de recogerlas bajo la silla flexionándolas en su parte posterior, subir las escaleras que conducen a nuestras viviendas, llevar ropa ancha; si estamos reposando, levantar los pies y ponerlos en una banqueta, un puff, etc. , usar calzado amplio y con poco tacón en el caso de las mujeres, y sobre todo, si se tiene la posibilidad de estar a orillas del mar, someter a las piernas a cambios de presión por medio del vaivén de las olas.

¿Sirven los fármacos flebotónicos para mejorar esta insuficiencia venosa?. La respuesta no es la que podría desearse. No existen estudios científicos definitivos que justifiquen totalmente su recomendación. Sí se reconoce que algunos facilitan una cierta fluidez de la sangre para que las válvulas no se sientan sometidas a un excesivo trabajo y eviten esa alteración coagulatoria, que sin embargo se conseguiría con unos miligramos de ácido acetil salicílico. También se emplean localmente productos que proporcionan un cierto alivio y "sensación" de mejora.

O sea, como siempre, la medicina preventiva resulta la mejor medicina. Y la más barata, no se olvide...


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