03 junio 2009


INFARTO CEREBRAL, CUESTIÓN DE URGENCIA.
El ictus cerebral (ataque isquémico cerebral) es la tercera causa de muerte en adultos, la primera en mujeres. Sus secuelas causan discapacidad (3.000 casos al año) y afectan, sobre todo a personas que superan los sesenta años.
Se sabe que uno de cada cuatro personas que sufren un ictus, padeció antes algún accidente transitorio (AIT), fuera o no al médico.
El ictus cerebral es la obliteración de una vena o arteria cerebral por un coágulo, afectando a la vascularización cerebral y a las áreas que ésta rige. De tal modo que podrá afectar al habla, la movilización de una extremidad, la visión, la cognición, etc. siendo más grave, obviamente, si se actúa tardíamente o no se actúa siquiera. Está demostrado que por más de un día, ya deja lesión, por lo tanto AIT se denominará si el daño dura minutos u horas. El riesgo, tras un AIT, de sufrir un ictus es elevado en los primeros dos días y del 5-10% en los siguientes siete. El AIT, no obstante, puede pasar desapercibido si es leve, sintiendo tan solo una ligera pérdida de fuerza en una extremidad o pérdida de la sensibilidad en una zona del cuerpo.
Existen Comunidades Autónomas que ya han protocolizado la actuación inmediata del AIT, siendo enfermedad de urgencia y por lo tanto siendo obligatorio verse por un especialista en las 48 primeras horas. La consecuencia principal es clara: evitar lesiones permanentes que mermen la calidad del individuo, haciéndole dependiente y frágil, expuesto a padecer otro accidente vascular de misma o diferente localización corpórea.
Sin embargo, flaco favor se hace si se desea actuar veloz y cautelarmente y no se han publicitado cuáles son los síntomas a tener en cuenta para llamar al médico o acudir a un Servicio de Urgencias de un Hospital.
Sería bueno que nuestros medios de comunicación (escritos, audiovisuales), se pusieran al servicio de la educación sanitaria de nuestros ciudadanos, ¿verdad?.

1 comentario:

Caminando 42 dijo...

Tengo la duda de que mi comentario pueda resultar extemporáneo o fuera de lugar. Me tranquiliza la idea de que me dirijo a un profesional médico que trabaja con éxito y empeño en estas cosas del cerebro.
Sin entender nada del (AIT), la definición de: “Isquemia flotante…”, me ha venido a la cabeza después de leer el artículo del Doctor. No sé exactamente lo que quiero decir, pero la reconozco endémica y precisa en mi naturaleza; abre, cierra y controla las compuertas del torrente en mi revitalizante locura.
Diagnostico decidido por mi solo pensamiento, lo importante, es que yo me comprendo. La dejaré campar por sus respetos mientras sea yo la única implicada. Si tengo que traspasar la frontera de mi autonomía, se convertirá en URGENCIA con la tranquilidad de ser atendida.
GRACIAS.
Quizás en uno de sus apagones tenga la idea de dejar a mi cuerpo tranquilo…, bien. Todo habría terminado pasando a ese estado gaseoso en el que aquí y allá siempre fuimos y estuvimos tranparentes en la Naturaleza. O quizás, lo más complicado; seguir habitando en la ciudad de estar y no estar, ser y no ser, sentir y no sentir, pensar y no pensar, poder y no poder…, sentenciada a tener que continuar en un “va y ven” que para mi puede resultar… ¿…? , o no. Y para vosotros… ¿…?, o no. ¿Quién lo sabe? Yo no.
Si algún día esa isquemia a mi mente estrangula…, no me he ido.
Estaré como siempre, y es error sin sentido ensanchar las distancias por un miedo escondido.
Si el circuito se cierra y al amor no persigo… no miréis en el cuerpo, que en el aire yo sigo.
Mantened el recuerdo de esta nota que escribo:
“YO NO QUIERO UNA VIDA CON VENDAJES DE OLVIDO”.