17 enero 2010


LA INVESTIGACIÓN SANITARIA DEL ALIMENTO.


Cada vez se comunica más la importancia que posee la investigación en lo que comemos, lo que bebemos o lo que ni comemos ni bebemos pero deberíamos hacerlo. Posiblemente sea otro ítem más de respeto al ser humano dentro de una sociedad civilizada. Muchas de las enfermedades provienen de carencias o de sobredosificaciones de ingestas. Por ello, una equilibrada alimentación que provenga de directrices sabiamente concebidas requiere ser recomendada por nosotros, los profesionales de la salud, en un primer momento, antes incluso de incidir en aquellas orientaciones más "químicas" a las que se nos ha dirigido desde siempre con tanta exigencia.

Noticias relacionadas con los alimentos y la salud aparecidas últimamente en prensa:

- Investigadores de la Universidad Rovira i Virgili o de la Fundación valenciana de estudios avanzados recomiendan de 10 a 30 gramos de frutos secos al día para evitar la oxidación celular y prevenir enfermedades cardiovasculares o metabólicas, en concreto la diabetes.


- El exceso de ingesta de productos cárnicos interviene en la aparición más frecuente de cáncer.

-Ingerimos más sal de la que nos conviene. Si lo normal es tomar 5 g de sal por día, en nuestro país se sabe que se ingiere el doble. De ese exceso provienen años más tarde enfermedades cardiovasculares. Se conoce que España, a través de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) está a la cabeza de un proyecto para luchar contra la hipertensión arterial que iría en consonancia de limitar el uso de la sal en los condimentos enlatados, conservas e incluso hacerlo en establecimientos hosteleros. Tal plan se piensa liderar a rango europeo en su período de mandato presidencial en la UE, desarrollándola en toda Europa y a tal fin evitando las repercusiones que tiene la obesidad y frenar su escalada en nuestro continente.


Del mismo modo, y para dar sentido al desarrollo en materia de alimentos, se está comenzando a hablar de la excesiva presencia del uso de la nanotecnología en el desarrollo de alimentos. Si bien los avances positivos podrían luchar contra la erradicación de patologías de carencias alimentarias como la desnutrición y otras, se podía leer hace unas fechas en la prensa, que en el Parlamento Británico existen ciertas dudas al respecto de si su uso. La posibilidad de que pudiera vulnerarse el buen fin de la ciencia para favorecer al ser humano y no fabricar nuevos productos que sin conocerse su aplicación necesaria para el ser humano le acarreen ciertos desequilibrios sometiéndole, por ejemplo, a adicciones al mismo o efectos secundarios no contemplados, está presente. Estas suspicacias no demostradas vienen del exagerado hermetismo que las empresas que se dedican a estas investigaciones someten a los organismos oficiales de los departamentos de salud o a las organizaciones de consumidores europeas. Se solicita, por ejemplo, que se ponga en las etiquetas de los productos cuáles son desarrollados mediante estas técnicas o que se publiquen los estudios que respaldan las bondades que abanderan. La creencia general es que el desarrollo de la nanotecnología alimentaria siempre será positivo y su uso contribuirá a arrinconar enfermedades cuya presencia actual no deseamos nadie, pero la transparencia en una sociedad que se sienta digna de cuidar a su contribuyente debe ser siempre cuidadosa con sus recomendaciones.


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