20 mayo 2009



ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES Y ESTRÉS.
No por comentarlo menos frecuentemente quiere decirse que el estrés influye menos en nuestra salud. En absoluto. Y uno de los sistemas más dañados por este discontrol mantenido de nuestro Sistema Nervioso es el Sistema Cardiovascular.
El estrés aumenta la secreción de catecolaminas, hormonas como la adrenalina o noradrenalina, que correctamente sintetizadas nos ayudan a llevar la vida, pero que si su aumento supera los límites, genera aumento de la tensión arterial, motivo éste de patologías cardíacas importantes. También ocasiona el estrés, aumento de la frecuencia cardíaca y alteraciones metabólicas, que tienen como consecuencia un aumento de los niveles en sangre de azúcares y grasas.
El incremento de la tensión arterial, la frecuencia cardíaca y las alteraciones metabólicas favorecen el desarrollo de la aterosclerosis (depósito graso en las paredes de los vasos sanguíneos y posterior oclusión de éstas), lo que puede desencadenar complicaciones cardiovasculares asociadas, tales como infartos, anginas de pecho y accidentes cerebrovasculares.
El estrés siempre se ha relacionado con cargos de responsabilidad profesional, y ésto no es siempre así sino que se asocia más con situaciones personales de incertidumbre e inseguridad que pueden no estar vinculadas a la actividad profesional.
Si las circunstancias no varían y si el paciente vive en una situación de estrés continuado puede desembocarse en la aparición de arritmias, y en pacientes que las padecían con anterioridad, aumentar la frecuencia. Las arritmias, en sí, pueden no tener una repercusión importante, pero si se acompañan de antecedentes de cardiopatías, sí que lo tendrán.
Luchar contra el estrés requiere en primer lugar una reflexión acerca de por qué existe en nosotros y no lo controlamos: ¿existe alguna causa que lo impida...?, ¿es útil este estrés desequilibrado y desequilibrante...?, ¿queremos controlarlo...?. En la gran mayoría sí existen situaciones que lo ocasionen y que merezcan una "puesta a punto" de nuestro control interno, tomar decisiones, valorar nuestra vida desde el punto de vista estrictamente saludable, física y sobre todo psíquicamente.
Posiblemente nuestro ritmo de vida o nuestro sistema de valores estén desequilibrados. Los años, las experiencias vitales, nos han hecho cambiar. Éso se llama maduración, sí pero también en muchas personas, desequilibrio.
En ocasiones, técnicas de relajación, como el yoga o la meditación, sirven para controlar ese depósito de actividad ligeramente desequilibrado. En otras, se necesita un profesional de la salud mental para ayudar a superar estas situaciones, y mediante psicoterapia o medidas psíquicas lograr la mejora. Todo es cuestión del nivel de estrés y del poder de control de cada uno.
De lo que sí se debe estar seguro es que merece la pena vivir bien para sentirse mejor, para disfrutar la vida, que es maravillosa, que es única, como la que nosotros queremos para nosotros mismos... y mantenerla el mayor tiempo que podamos. Podría ser, incluso, que llegáramos a ser.. disfrutólogos.

1 comentario:

Aventurero 66 dijo...

Tenemos más “MEDIOS” que nunca a todos los niveles, y como de salud se trata en este blog, a la salud me ceñiré.
Para cualquier dolencia o problema que a la salud se refiera, no tenemos más que repasar estas páginas, e incluso, intervenir y preguntar.
He leído con detenimiento el artículo que antecede: ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES Y ESTRÉS y el de fecha 10 de Mayo de 2009 TIEMPOS DE ESTRÉS Y CONFUSION
Aportan luz a mi entendimiento, y me animan a explayarme.
Creo que la piedra de toque en esta cuestión está en el párrafo referido al bajo rendimiento de nuestro cerebro. Se comenta que utilizamos solo un tercio de su capacidad… y al mismo tiempo estamos estresados y deprimidos.
Vivimos, (una parte “privilegiada” de seres en este mundo), una vida “muelle” en la que, en muchas ocasiones, se priorizan los “derechos” a las “obligaciones”. Desde nuestro nacimiento nos “garantizan por derecho” una serie de “protecciones” que, a mi juicio, impiden que desarrollemos la capacidad de acción, y deleguemos actuaciones que por naturaleza nos corresponden.
Pasamos temporadas “a la sopa boba” cuando deberíamos espolear nuestras potencias.
“LA LETRA CON SANGRE ENTRA”, oía en mi infancia, y me parecía una atrocidad (quizás por desenfocar el contexto y la forma de expresarlo); ahora lo interpreto de otro modo: los años y las vicisitudes de la vida me han puesto de manifiesto que en las situaciones GRAVES, por regla general, nos crecemos, luchamos y aprendemos…, y ante las menudencias del día a día, muchas veces, nos hundimos en la depresión y además nos estresan. En definitiva: tenemos capacidad de reacción para implicarnos a modo en las situaciones límite, y además, por dura que se presente la batalla nuestro fuero interno se mantiene en paz.
“LA NECESIDAD CREA EL ORGANO” lo hemos oído muchas veces; y la necesidad crea el esqueleto y la musculatura para una determinada acción.
Así que… voy a ver si me matriculo en el gimnasio de la vida.
Gracias por sus palabras.