09 julio 2009


METEREOPATÍA Y SALUD.
Reconozco que no suele ser muy científico asociar metereopatía y salud. No existen grandes tratados de medicina que relacionen estrictamente los cambios metereológicos que sufrimos ordinariamente con nuestra salud, lo cual no quiere decir que no exista... Posiblemente se pueda deber a que nadie se ha interesado de una forma muy seria a demostrarlo...
Sin embargo, los clínicos sí que sabemos que, climas con poca luz se relacionan con más patología depresiva, o que cambios repetidos y muy bruscos de situaciones metereológicas lo hacen con más casos de embolismos cerebrales. Hay un par de tesis doctorales, que yo sepa, una de ellas en la Universidad de Zaragoza, que hablan de esta relación. Del mismo modo sabemos que la luz solar optimiza nuestro espíritu, o que el calor excesivo turba algunas conciencias. Me contaba hace años un comisario de policía, ya jubilado, gran hombre con una experiencia sobre sus espaldas única en el conocimiento del ser humano, muy cultivado, que se licenció en Derecho en su madurez, que tenía efectuado un estudio que relacionaba homicidios con días de verano concretos en los que la temperatura ambiental superaba unos grados concretos. Añadía que la tipología variaba, eran más sangrientos. Y por fín, el viento, aquí conocido cierzo. Se dice que el viento turba la conciencia, la psicotiza... No sé, pero sí sé que influye en algunas personas de forma muy significativa. Se conoce que las consultas y urgencias en salud mental se incrementan cuando sopla el viento, y más aún cuando lo hace en un tipo concreto de dirección. El viento fuerte genera aislamiento, soledad, fragilidad psíquica, desorientación incluso... en algún tipo de personas concreto, nunca en todas obviamente.
Hace años llevamos a cabo un estudio con mi equipo sobre la influencia de las metereopatías (y muy en concreto con nuestro cierzo) en personas con patologías psíquicas concretas o con otras con una cierta premorbilidad psíquica. Fue interesante. Llegamos a relacionar cuándo iban a sufrir cambios en su estabilidad psíquica, cuándo iban a precisar más atención... cómo les influía la luz solar, el viento, la humedad, la lluvia, etc. Se les podía orientar a conocerse con mucha más exactitud de como se sabían hasta aquel momento, se podían autoayudar más...Se tuvo que suspender al cabo de cerca dos años, cuando desde la Estación Meterológica Zonal del Ebro, entonces, posiblemente ahora no sería así... nos dijeron que debían comenzar a cobrar sus servicios... Nuestro esfuerzo destinado a los demás era gratuito pero el de ellos no...
Lo más positivo de aquel estudio fue que nos llevó por el sendero del respeto a la Naturaleza, hacia la afirmación de que somos también parte de ella, y que cualquier cambio que en ella exista afecta, al menos a algunos, de una forma psíquica (asma y días de bajas presiones, por ejemplo) o psíquica.
Ahondando más en la influencia del viento sobre algunos seres humanos, un catedrático de psiquiatría de La Laguna, mantenía que estos cambios psíquicos, al menos en su territorio, se debían a los llamados vientos Foëhn, cargados electrostáticamente.
Las metereopatías, está demostrado, modifican la resistencia eléctrica de la piel, afectan al ritmo cerebral y cardíaco y alteran la polaridad de las membranas celulares, entre otros cambios. Tal vez por ello, a algunos organismos más sensibles pueda influirles directamente y en días concretos, por ejemplo, en los que sopla fuertemente estos vientos, se sucedan más suicidios en zonas concretas.
Me hablaba un colega residente en la isla de Menorca, llamada La isla del viento, que los profesionales de la salud mental temían estos días, por la labilidad que generaba en sus habitantes. Posiblemente se incremente la sensación de aislamiento, el síndrome isleño, que personaliza a quienes residen durante mucho tiempo en una isla, cualquiera, que les inculca un sentimiento de cierta fragilidad o de constricción interior, vacío existencial. Insisto, en algunas personas ya proclives a ser más sensibles, poseer una cierta personalidad premórbida. Del mismo modo, se habla de personas que viven en otras zonas de nuestra geografía peninsular (Mallorca, Lanzarote, Costa Brava, Galicia). Pero también, por otra parte, debe decirse que de estas zonas son personajes muy "interesantes" procedentes del mundo del arte, que han superado en mucho la magia creativa de otros que viven más plácidamente en zonas nada "arigoradas" metereológicamente...
Insisto, somos naturaleza, somos animales racionales que formamos parte de la Naturaleza. Todavía nos quedan por descubrir los mecanismos internos que hacen que las aves migratorias, por ejemplo, sepan cuándo han de partir. Y no suelen equivocarse; les va la vida en ello. A quien le pueda intersar, hay un librito de Manuel Toharia llamado Metereología Popular, de Ediciones El Observatorio, que habla de estos extremos. Muy interesante, en línea de algo divulgativo pero con la sensatez de quien es científico de formación.

1 comentario:

Caminando 42 dijo...

Me descubro ante los trabajos que proyectan, en bases científicas, interpretar las consecuencias físicas y psíquicas en los seres humanos de la realidad inexplicable de los agentes que se encuentran vivos en la naturaleza. Concretamente, siempre me ha intrigado el efecto que produce el viento sobre nuestro ánimo.
De todos son conocidas, desde tiempo inmemorial, frases como éstas: “Lleva el viento cambiado” “Por ella se bebe los vientos” “Le ha dado la ventolera…” “Lo lanzó a los cuatro vientos” “Es rápido como el viento” “Lo consiguió contra viento y marea” “Parece que corren malos vientos…” “Ese va…, con el viento que corre” “Lo despidió con viento fresco” “Su palabra se la llevó el viento” “Los negocios marchan viento en popa” etc. etc.
O sea, que el viento, nos influye y dirige de algún modo, pero nosotros, solo notamos sus efectos.
¿Conseguirá el ser humano desvelar su misterio?
Caminando los montes, y entre “ventoleras” de cierzo, surgen ideas en mi interior que tengo la necesidad de escribir. Hasta que no lo leo varias veces no soy consciente de su significado. Voy a exponer una pequeña muestra de un pensamiento que me provocó este viento característico en mi tierra. No sé si le servirá de algo para sus interesantes estudios, Doctor.
Me paró en seco…, apoyé la espalda en una piedra para no perder el equilibrio con la fuerza de su corriente y escribí:
¿Porqué sigo si no estás, / si solo sombras consigo? / Al hilo de tu cometa / llevo mi rumbo prendido / y solo el soplo del cierzo / sabe lo que yo persigo.
Después de estas “erupciones” poéticas, que solo se producen bajo el influjo de la naturaleza, me quedo como en un remanso de paz. Me embarga la seguridad, de que simplemente tengo que dejarme conducir… por lo inevitable, e intentar “bordarlo” con seda firmeza y cariño.
Él sabrá.