27 julio 2009


TENDENCIAS... NO DEMOSTRADAS.
La sociedad, en ocasiones, adopta como creencias incuestionables aspectos sanitarios que no se soportan en ninguna base científica sólida. Éste es el caso de, por ejemplo, el té verde. Su consumo está de moda en los países occidentales y se mantiene que reduce el riesgo de sufrir cáncer. En ello se basan estudios presentados a la opinión pública. Un grupo de revisores de la Colaboración Cochrane ha querido dilucidar si con los estudios realizados, puede sostenerse la teoría de ser preventivo antitumoral. Y su veredicto, publicado en el tercer número de The Cochrane Library hasido contundente: las pruebas científicas disponibles son insuficientes y contardictorias, por lo que no puede darse la recomendación de que consumir té verde vaya a ser preventivo de padecer un cáncer. La revisión se efectuó con 51 estudios de media a alta calidad metodológica y a pesar de que estos trabajos incluían en su conjunto más de 1.200.000 personas, los investigadores no pudieron sacar concluiones defintivas. Y es que de los 51 estudios considerados, la mayoría (32) realizados en Japón, 27 eran estudios de casos y controles (observacionales y retrospectivos), 23 eran estudios cohortes (observacionales prospectivos), y sólo uno era un ensayo clínico controlado, y además con 60 personas. solamente.
Sucede lo mismo con las famosas propiedades del ajo, que van desde, también, preventiva del cáncer hasta del catarro común. Y así es mantenido por diferentes libros escritos por refutados nutricionistas. Lo que desconocen es que en manera alguna está demostrado científicamente. Es el peligro de no recurrir a las fuentes cuando se escribe un artículo o se efectúa un estudio. Y también, sí, ha sido revisada por revisores Cochrane y publicado en el mismo número del The Cochrane Library que el estudio del té verde. En este caso los revisores se han encontrado con cinco ensayos clínicos, pero solamente uno cumplía las características exigidas. Aún así, los autores concluyen que no existen evidencias suficientes para afirmar que el ajo contiene propiedades anticatarrales.
Mientras tanto, las cápsulas de ajo que afirman descender los triglicéridos, aumentar las defensas orgánicas del ser humano, disminuir la hipertensión o evitar la arteriosclerosis, entre sus muchas infundadas propiedades, se venden por millones.
La inocuidad de un producto dietético influenciado por tendencias mercantilistas es una cosa, las indicaciones médicas o sanitarias otra muy distinta, soportadas únicamente por el médico, el que tiene, sufre en ocasiones, la responsabilidad. Debería ser tenido en cuenta para evitar el despilfarro o hipertrofiar la credibilidad de unos señores que no la merecen.

1 comentario:

roca de arena dijo...

Me miras… y cubres tus ojos con barrotes. ¡Cobarde! Es lo que me sale decir. Pero no es justo, solo es un pronto, un arrebato, un desahogo necesario para que el ritmo de mi corazón no pierda el compás y decida colapsarse.
Hermética e interesante mantienes tu entrada, como siempre. Mal que te pese, luces en banda la luz y la sombra, como así te captaron en el sobrio retrato. Una muesca, delata que la cerraja que conduce a la libertad ha sido manipulada.
No dejas fisuras a los hielos que tratan de traspasarte…, y el calor, deja su huella cuarteando tu madera hinchada.
¿Cuál sería tu solución caso de necesitarla? Te aseguro que ni el té verde, ni los ajos. Solo la intuición, con los remedios más inesperados, te aportarán los beneficios que precises.
¿Y el médico?, en muchas ocasiones imprescindible. Pero ahí está la piedra de toque, la complicación…, en la elección de un buen facultativo entre tantos… “vendedores”.
Un buen médico sabrá engrasar las bisagras y aceitar la cerradura, de tal manera, que aun permaneciendo cerrada tu entrada se mantenga amplia y diáfana.
Mantente siempre digna, y el Sol… descansando a tus pies.